-Antes-
Zayn
Llegué a la fiesta de Sarah, debo aceptar que el coraje
se estaba expandiendo por todo mi cuerpo. La niñita de papi me ha dejado
prácticamente plantado, pero claro está que eso no impedirá que me divierta,
claro que no.
Soy Zayn Malk bebés y estoy más que listo para esto.
Al entrar el ruido es tan fuerte que temo quedarme sin
sentido de la audición después de esto,
además sumados a esto los gritos despavoridos de las personas creo que no
saldré con un buen oído después de todo.
El olor a sudor, cigarro y alcohol inunda mis fosas
nasales, estoy tan acostumbrado a esto como a ir al baño, no es una muy buena
comparación pero se entiende.
Me dirijo directamente a la barra, se ven distintos tipos
de licores, me acerco al barman y pido mi trago de siempre, tequila.
Tengo una preferencia -por no decir obsesión- por esa
bebida, siempre que salgo tomo lo mismo, soy un poco predecible.
Hay un par de cosas que no me he tomado el honor de
contar y creo que debo hacerlo ahora porque acabo de sensibilizar mi vista y
detecté a Camille, la dulce e inocente Camille Lewis.
Ella fue una de mis chicas, una de las chicas que
secuestré, digamos que entré a su pequeña vida por medio de su padre, tuve que
hacerme pasar por un maestro particular de francés, su adorable hija-como me
habían informado-iba muy mal en esa materia y bueno, quién mejor que yo para
darle a su linda hija unas cuantas lecciones.
La chica se reunía conmigo tres días a la semana en un su
dulce hogar-nótese el sarcasmo- y las clases eran de lo más aburrida, la chica
era algo recatada. En aquel tiempo-hablo de alrededor de dos años-yo era algo
novato en estas cosas, era joven, demasiado tal vez, pero se logra mentir fácil
a una familia ingenua
La rapté una noche en la que sus padres no estaban y
bueno, estuvo tres meses con nosotros, pero John la dejó libre. Recuerdo que en
esa ocasión me llamaba Sam Mosén, no podía poner en riesgo mi identidad según
había dicho John.
Me extrañó mucho que John la dejara ir, ya que bueno, no
pidió ni siquiera rescate, solo dijo “Ella
no es, se va” verdaderamente, eso me
intriga, John siempre hace lo mismo, y lo más curioso es que las chicas a las
que hemos secuestrado tienen cosas en común, o se llaman Katherine o se
apellidan Lewis; siempre es igual.
Es extraño, y lo que me sorprende aún más es que ahora
John cambió su variedad-si se le puede llamar así-de chicas. Ahora ya no es
Katherine, ni se apellida Lewis tampoco, ahora es Elizabeth y se apellida
Johnson.
La pequeña señorita Johnson. Con esos ojos enormes y
brillantes que te dejan ver su mundo, su interior, su alma. La pequeña y
respingona nariz que enmarca su pequeño y ovalado rostro; sus rosados labios
que te invitan a perderte en la tentación se probarlos. Toda ella, la tentación
andante.
Pero es mi próxima víctima, mi próxima rehén, pero como
dije, mía.
¿Quién dice que no puedo aprovechar el tiempo que ella
pasa en la casa Malik? ¿Quién dice que no puedo divertirme un rato? ¿Quién me
impide el placer de hundirme en ese precioso cuerpo, de tocar esa piel cremosa,
el hacerla mía? ¿Quién lo impide? Nadie.
Y entonces la veo, la veo entrar por esa puerta
acompañada por ese idiota de cabellos rubios, de ese idiota hijo de papi. Del
idiota de su novio.
Ugh!
La palabra tiene un sabor agrio hasta en mis pensamientos.
El imaginarme a él con el poder de reclamarla suya es simplemente enfermizo.
Vale Zayn, ¿qué mierda estás pensando? Creo que solamente
lo que se me viene a la cabeza al observar esas largas piernas en aquel lindo y
pequeño vestido rosa. El hecho de ver esos ojos maquillados y enmarcados con
sus largas y generosas pestañas; el hecho de tenerla en mi campo de visión,
eso, lo que todo eso me provoca, eso estoy pensando.
Pequeña y delicada barbie, insegura, hermosa y reina de
las tentaciones. Con tan solo observar su pequeño rostro puedes darte cuenta de
que ella no está cómodo aquí, de que si por ella fuera saldría corriendo por la
misma puerta por la que ha entrado.
Tiene una manera de caminar hipnotizantes, sus piernas de
mueven una frente a la otra y ella maneja muy bien el traer esos altísimos
zapatos de tacón que más que zapatos parecen zancos de esos que usan el los
circos, pero en ella lucen geniales.
No sé porque aparenta tener la palabra insegura tatuada
en la frente, es que acaso no se da cuenta de todas las miradas que capta al
atravesar la puerta.
Su bello rostro no le es suficiente, acaso? Ella es de
las pocas chicas que no necesitan kilos y más quilos de maquillaje para
pretender verse hermosas, ella es hermosa así, al natural, ser solo como es,
eso es más que suficiente.
Al parecer no soy el único que puede notar todas esas
cualidad ya que algunos-la mayoría-rostros están girados a su dirección, tanto
masculinos expresando su lujuria y deseo, como femeninos mostrando su envidia y
disconformidad.
Al parecer todos están conscientes de la belleza andante
que es esa chica y de las grandes cualidades que posee, y o lo digo
específicamente por las dos más resaltantes que sobresalen de su cuerpo, no,
sino toda ella en general.
Todos en la casa, o cualquier persona que la mire puede
apreciar esa belleza ambulante, todos menos ella.
Vi como se acercaba a paso lento hacia la barra después
de decirle algo a su noviecito, puede notar sus grandes ojos angustiados, como
si buscara una escapatoria. Al llegar se sentó dos puestos a mi derecha y sin
percatarse de que yo me encontraba ahí pidió un vodka, vaya nenita me ha
salido.
Su despampanante sonrisa no está presente esta noche, no
es que la conozca desde hace años-aunque siento como si fuera así-pero la enorme
sonrisa presente es un rostro es un símbolo casi característico de ella.
Agitó su cabello hacía un lado inundando mis fosas
nasales de un magnifico olor a coco, incomodándome gravemente. Las ganas de
acercarme a ella y besarla no disminuyeron anda con la agitada de cabello, es
más, aumentaron considerablemente.
Si tan solo ella pudiera ver por solo un momento todo lo
que yo he visto este día, si tan solo ella se diera cuenta de la belleza
deslumbrante que ella representa.
Tiene su codo izquierdo apoyado en la barra y su cabeza
es sostenida por su delicada y delgada mano. Lleva el vaso a sus labios y toma;
al momento en el que ella relame sus labios, una voz grave sale di mi garganta
dirigiéndose a ella.
- ¿Así que la pequeña
ha decidido venir?-pregunté.
- Pues me ves aquí no?- contentó.
Vale, estaba cargada y
no tengo idea del por qué.
- Vale, yo solo preguntaba- le dije haciendo una mueca
burlona y levantando mis brazos con las palmas de mis manos hacia arriba.
- Perdón-dijo ella bajando su mirada- Pero no estoy de humor.
Vale, eso de que no está de humor lo noté desde que me
volteó a ver, tiene una cara de los mil demonios. Si esto fuera una caricatura
estoy seguro de que de sus orejas ya estaría saliendo humo y su cara estaría a
punto de explotar.
Pero no me jodas, ¿Qué diablos les pasa a las chicas?
Tienen esos horribles cambios de humor cada cinco segundos que no sabes ni que
decirles por miedo a que te corten el pene.
Es una chica hermosa, pero si se niega a sonreír, ¿cómo
quiere que los demás lo noten?
Claro que tengo razón para desearla tanto, ella es
hermosa, cualquier hombre que esté en sus cinco sentidos la desearía tanto como
yo.
Joder!
- Entonces, para hacer que esté de humor, quieres
bailar?-pregunté amablemente.
Pude notar como una sombra inundaba sus redondos ojos, una sombra de indecisión, pero
ella debería saber que esto no está mal, solo vamos a bailar, y si, aunque
quiero hacer mucho más que bailar con ella, sé que no puedo, no aún.
-No creo-dijo ella titubeante.
-Por qué?
-No es correcto- me responde.
Hay
nena!
Ella puede venir, no sé porque se niega, claro que es
correcto, ella se ha equivocado diciendo que no lo es. No sé porque ella es tan
tímida si posee tremenda belleza, como tampoco sé porque me esquiva la mirada
cada vez que le veo a los ojos.
-Está bien, entonces espera-le digo.
Le demostraré que está equivocada, que yo tengo la razón y que bailar conmigo no es para nada incorrecto.
Me doy media vuelta dejándola con una mirada confusa en
los ojos mientras me dirijo al pequeño “escenario” montado en la casa. Camino
entra la sudorosa multitud rozando con los húmedos cuerpos y los diferentes
olores entran por mis fosas nasales.
Al llegar, me dirijo hasta el DJ, le pido su puesto y un micrófono,
si señoras y señores, el DJ Malik ha llegado.
Comienzo con una serie de mezclas que dejos grabadas y
preparadas para lo siguiente que haré, daré un pequeño mensaje, por primera vez
en toda mi vida haré toda esta mierda por una chica.
Desde aquí logro ver como sigue sentada en uno de los altos
taburetes del mini-bar, tiene el ceño fruncido y una mueca en los labios.
Sonrío burlesco, aunque sale una sonrisa torcida logro enviar el mensaje
deseado.
-Mjm-intentado aclarar mi garganta e intentando que las
personas me presten atención.
Al lograr mi propósito, estoy dispuesto a comenzar.
-Bien, amm…estoy aquí porque conocí a una chica hoy, ella
es como, hermosa. Esa chica está aquí hoy-digo mirándola disimuladamente por el
rabillo del ojo- Y le he pedido bailar, pero ella me ha rechazado. Así que,
¿qué opinan ustedes? ¿Ella debería bailar
conmigo verdad?
La pequeña multitud se mira entre sí con expresiones
confusas, hasta que una voz los saca de su gran-nótese el sarcasmo-dilema.
“Yo
digo que acepte”
Los presentes asienten con la cabeza y comienza la
discusión.
“Yo
digo lo mismo”
“¿Y
si mejor bailas conmigo?”
“¡Que
acepte!”
“Pues
si has hecho esto por un baile, ¿qué harás por una pedida de matrimonio?”
Me río con esta última y así siguen las interminables
opiniones hasta que decido poner intermediario.
-Entonces que dices-pregunto dirigiéndome a
Elizabeth-¿Bailas?
Distingo como baja la cabeza avergonzada, lo cual me hace
sonreír, ella es muy tierna en ocasiones, al levantarla me sonríe y se encoge
de hombros.
Sonrío.
Bajo del escenario y le doy “play” a la mezcla que he
dejado grabada (claro está que yo tenía que seleccionar las canciones para mi
juego de seducción). Camino hacia ella sin importarme la mirada de Mike en mí.
Jodido
tío iluso!
Tomo la mano de la chica y la dirijo a la pista de baile.
Sonrió un poco al ver su rostro completamente rojo.
- ¿Qué ocurre? –pregunto con una mueca inocente en el
rostro.
Sé muy bien por qué está así, sé muy bien que es mi
culpa.
Ella me mira, su mirada refleja un “No te hagas el tonto,
sabes muy bien que esto es tu culpa por haber hecho todo eso”. Bueno, no dice eso
exactamente, una mirada no puede decir todo eso, pero si quiere decir que me
está culpando a mí por su sonrojo.
-Ya vale, tranquila, tu solo baila-digo tomándola de la
cintura y meciendo sus caderas mientras esta larga noche da comienzo.
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